Podemos afirmar que hay consenso en esto, 2020 ha sido el año más distópico de esta generación. Desde Novela Distópica queremos despedirlo con la esperanza de encontrar un mundo más amable y con mejores noticias durante el próximo 2021.
Pero vamos a poner sobre nuestro papel digital una idea positiva de estos últimos 365 días: también ha sido el año más inspirador para la distopía.
Algunos contextos narrativos desde el año más distópico
El 2020 nos ha enseñado mucho, muchísimo sobre pandemias. Las pandemias son un tema recurrente, pero nunca jamás estuvimos tan preparados para lanzarnos a escribir una distopía acerca de un virus que apareció de repente y puso patas arriba todo un planeta. No dirás que no es apetecible tanto escribir sobre ello como leer dentro de unos meses o años las nuevas novelas distópicas de inspiración pandémica.
En temática medioambiental también podríamos basarnos en las últimas vivencias de este año para contar cómo llegamos a un mundo post-apocalíptico terriblemente azotado por incansables mareas gigantescas fruto de los polos derretidos. O como a través de un confinamiento humano los animales y la naturaleza recuperan su espacio.
En un punto de vista económico, ahora tenemos mucha más información sobre qué ocurre si detenemos todo un país, o si generamos una crisis bursátil global, o qué significa crear millones de ERES de un día para otro. Con eso hay infinidad de historias que contar, mundos convulsos que crear.
En lo político hay muchos detalles que podrían ser punto de partida para tu próxima novela: un presidente de EEUU que vence en el último momento, otro que es derrotado pero no acepta irse. ¿Qué pasará? ¿Qué podemos soñar en nuestro mundo distópico acerca de esto? Tal vez una vuelta a regímenes totalitarios en el mundo, nuevas guerras, viejos fantasmas… De momento, por suerte, todo está en nuestra imaginación.
Pero esta es una de las maravillosas labores que los autores distópicos tienen: crear mundos ficticios que avisen y nos recuerden lo terrible que puede ser el ser humano, de lo peligroso que es perder la humanidad, lo que nos hace ser una civilización. Así lo hicieron George Orwell, Aldous Huxley, Ayn Rand o José Saramago entre otros. Nos avisaron con sus visiones futuras acerca de la terrible capacidad del ser humano de volverse contra sí mismo y acabar con su sociedad.
Nos vamos con una última reflexión y un deseo:
Lo que no ha sido capaz de destruir el 2020, que no lo destruya el hombre.
Y nuestro deseo:
Que el 2021 venga cargadísimo de distopía y utopía, pero siempre en narrativa de ficción.
¡Feliz 2021 a todos!