En la mayoría de las novelas los diálogos son una de las partes más importantes, por ello es esencial que los tengas muy en cuenta a la hora de sentarte en tu escritorio y enfrentarte a tu futura novela.
Gracias a los diálogos percibimos la acción a tiempo real, hacemos avanzar la trama y se generamos los conflictos, entre muchos otros detalles. En esta publicación nos centraremos concretamente en la parte más práctica de los diálogos: cómo escribir diálogos de forma correcta.
Cómo escribir correctamente los diálogos de mi novela
No uses guiones: descubre las rayas
Este detalle te ahorrará cambios en el futuro, y algunos quebraderos de cabeza con el funcionamiento de tu procesador de textos.
A la hora de redactar un diálogo, utiliza la raya (—), no el guión (-) o el guión largo (—), y muchísimo menos otros elementos como guiones bajos (_) o asteriscos (*).
Las razones son sencillas: la raya está pensada para el formato de diálogo, queda pegada a la palabra que acompaña, de modo que el procesador de texto no termina creando listas o similares.
Y lo más importante: tus diálogos quedarán profesionales, se entenderán bien y a la hora de presentar tu novela a una editorial tendrás más opciones. Garantizado. Mejor usa siempre la raya en tus diálogos.

Intervención de cada personaje
Cada vez que habla un personaje lo hace en una nueva línea. Dejemos este punto bien claro: cada intervención de un personaje va en una línea nueva.
Y cada vez que un personaje interviene, colocamos una raya pegada a la primera palabra, de este modo marcamos claramente el inicio de su voz.
Cuando interviene el narrador
Siempre que el narrador participa, precedemos su intervención con una raya, veamos un ejemplo:
—¡Alto! —indicó el agente.
—¿Es a mí? —Me giré aterrado, dando por hecho que mi aventura había finalizado.
Como ves, no ponemos ninguna raya que cierre el diálogo o la acotación. Al final de cada línea de diálogo siempre hay un punto y aparte.
Normas de puntuación en los diálogos
Veamos ahora los puntos, comas y signos de interrogación de un diálogo con acotaciones.
Hay dos opciones según lo que aclare el verbo:
- Verbo dicendi: La explicación del narrador va sobre cómo habla el personaje.
- Verbo no dicendi: La explicación del narrador es sobre lo que hace el personaje o sobre otra cosa que no tenga que ver con cómo habla el personaje.
Puntuación con los verbos dicendi
Con los verbos dicendi El inciso empieza en minúscula (detrás de una raya pegada a la primera palabra) y la puntuación se pone a final del inciso. Con la excepción de los signos de interrogación y exclamación. Veamos ejemplos:
—Veamos la próxima diapositiva —indicó la profesora.
—¡Veamos la próxima diapositiva! —indicó la profesora.
—¿Habrá la próxima diapositiva? —pregunta el alumno.
Como ves, tras de inciso hay un punto y final. A pesar del signo de exclamación o interrogación, el inciso se inicia en minúscula.
El diálogo continúa después de la intervención del narrador
El inciso se cierra con una raya junto a la última palabra y se puntúa detrás de esta raya. La puntuación que usaremos será la que corresponda al diálogo:
—Veamos la próxima diapositiva —indicó la profesora—, guarden silencio, por favor.
—Veamos la próxima diapositiva —indicó la profesora—. Habrá examen de esto al final del trimestre.
Puntuación con verbos no dicendi
Recordemos que con los verbos no dicendi los incisos se deben escribir en mayúsculas.
Se puntúa siempre antes del inciso.
Y el inciso también se puntúa al final: si continúa el diálogo con una raya más un punto y si el diálogo no continúa, con un punto y aparte.
La excepción es cuando el inciso interrumpe la frase del diálogo (en ese caso no se puntúa ni antes ni después y el inciso va en minúscula.
Un ejemplo de cada:
—Veamos la próxima diapositiva. —La profesora pulsó el botón de encendido del aparato.
—Veamos la próxima diapositiva. —La profesora encendió el proyector—. Recordad que esto entrará en el examen.
—Veamos la próxima diapositiva y —la profesora encendió el proyector— recordad que tendremos examen sobre esto.
Cuando comiences, te parecerá un poco difícil. Pero esto, como todo, es practicar, jugar con las posibilidades y recordar siempre la diferencia entre los verbos dicendi y los verbos no dicendi.
Recuerda aprender de los grandes: Aldous Huxley, George Orwell… ¡lee mucho!
Última modificación: 24 de mayo de 2023